Educar hijos
es un tema actual que no pasa de moda independientemente de la época, la
cultura y los avances tecnológicos.
La afirmación
de “no se como manejar la situación“ es el primer paso en la construcción de un
vínculo saludable con un hijo.
Los hijos son
prestados, son nuestros hasta que tienen edad para asumir su propia existencia
y arriesgarse como un día lo hicimos encontrando aciertos y cometiendo errores.
De tal punto
pasar de la corrección limitante de reglas rígidas en las que el adulto posee
todas las respuestas acertadas es posible hasta los cuatro anos, para ese
entonces los ninos ingresan al preescolar e inician las relaciones de manera
independiente al adulto.
Muchos ninos
cuentan a sus padres los acontecimientos del día buscando comprender los
aspectos que les sorprendieron y muchos padres se equivocan cuando pretenden
dar un recetario de posibles soluciones a los casos particulares de cada
mirada, o situación vivida por el nino.
El papel de
los padres se tranforma del conocedor único de la realidad al decodificador
necesario de la misma.
Ahora pienso
en lo que sucede cuando se ven películas en un idioma distinto al que se habla
subtitulada en la parte inferior.
Allí aparece
otra película. La que se grabo originalmente y la que se traduce a cada lengua
en la que se pretende dar el sentido que las palabras de la lengua original
tiene.
Del mismo modo
la historia que cuenta el nino a sus padres nunca corresponde al evento real
pues en principio es contado por el nino en primera persona en donde se pierde
de vista el evento total de la relación de la interacción con el otro.
Así que si se
da un consejo o solución al problema que el nino plantea por un lado es
parcial. Y por otro no se le ayuda al nino de ningún modo.
El nino
necesita que sus padres le hagan preguntas para ayudarle a descubrir sus
sentimientos sobre el asunto.
Que le
muestren la parte de la historia que le queda oculta por su percepción
parcializada.
Que le cuenten
sus propias historias parecidas en lo sucedido al nino.
A este punto
se ha vuelto raro el adulto o abuelo que cuenta sus historias, los mitos y
leyendas familiares que hablan a los ninos de cómo otros enfrentaron y
superaron ciertos asuntos.
Aparece el cine
y cuenta historias fantásticas pero nunca lograrán superar el impacto de una
persona querida y real que al igual que el nino, fue nino, enfrento problemas y
los supero para volverse el adulto que es.
Como educar
hijos en un mundo cambiante.
Si bien los
seres humanos en si no han cambiado mucho, siguen pasando por las mismas
circunstancias en su proceso de crecimiento, crisis similares en su proceso de
independencia y situaciones vitales parecidas.
Los cambios en
las estructuras sociales de organización del tiempo y el ocio, de la
distribución social del trabajo entre hombres y mujeres si ha generado algunos
cambios no calculados que pueden afectar el sano desarrollo de un nino al no
contar con la compania necesaria en su etapa de crecimiento.
La clasificación
de la violencia en los videojuegos, en los programas de tv, el tiempo
recomendado para pasar tiempo en estas actividades son preguntas que no siempre
se hacen y menos se responden pero los efectos si se manifiestan.
El asunto es
que aun no se explore igual el nino lo incorpora, quien transmite el legado
cultural a nuestros hijos?
¿Cuándo
nuestro hijos tiene un problema de adaptación a las reglas de la escuela, de
quién es la verdadera falla ?
¿Cuántas cosas
hacemos en nombre del amor?
Es común
querer compensar la ausencia con premiso especiales o límites no impuestos sin
embargo eso no resuelve el tema de la ausencia ni brinda las herramientas
necesarias para que el nino enfrente los retos que le impondrá su camino de
vida cuando crezca.
Ningún adulto
puede sustituir al padre / madre en su labor, es un oficio que solo el padre
puede asumir.
Es cierto que
los otros formadores como familiares, nineras, terapetutas y maestros pueden
formar y orientar al nino en ciertos aspectos pero el papel de transmitir un
legado cultural solo les corresponde a los padres.
Los padres
tienen la responsabilidad ética, legal y moral con sus hijos y la cultura que
los antecede.