“todo individuo necesita ser reconocido, aceptado y valorado por su comunidad”
“a nadie le gusta que le digan que tiene que hacer”
(máximas de Jann Lensen en su libro: Disciplina con amor)
Las personas que somos padres actualmente tenemos el no honroso título de última generación que hizo caso a sus padres y la primera que hace caso a sus hijos… el tema es que algunos cambios en los conceptos de infancia, educación han llevado a modificar códigos de países en el trato permitido y prohibido entre hombres y mujeres, entre padres e hijos.
Cuando mi abuela iba al colegio el pegaban y estaba permitido, aún a mi madre mi abuela la llevo al colegio y le dijo a su profesora le autorizo que le pegue si se porta mal y aún cuando era pequeña y estaba en tercero primaria una profesora que venía de un colegio público me pellizco la oreja por no escribir con ortografía una palabra… claro que no me deje, sin embargo mi compañera de puesto se indigno más pues estaba muy enterada de que eso era indebido, a mi la verdad me sorprendió tanto su actitud que ni siquiera supe más que esconder mis orejas en el cuello de la chaqueta.
Los cambios en las políticas de un país, una nación una familia se pueden enunciar y firmar en un corto tiempo, sin embargo los cambios culturales requiere más que eso. Desde que mi abuela era madre ya iniciaba la música del cambio pero no se dio sino tres generaciones después, ahora los padres no pegamos a los hijos.. sin embargo algunos padres carecen de herramientas para formar a los hijos sin recurrir a las amenazas, los castigos físicos.
Hoy veo necesario volver a escribir una vez más sobre ese tema tan candente ya que vuelvo a encontrar en la consulta particular o en el trabajo como psicóloga educativa este tema recurrente: ¿cómo educar a mi hija/o, qué hacer con las luchas de poder?
El cambio sustancial en la relación entre padres e hijos requiere reconocer que cada individuo necesita pertenecer a una comunidad, ser aceptado, valorado por la misma, además de considerar que a ninguna persona le gusta que le digan que tiene que hacer.
Es considera que a un compañero de trabajo o a un amigo nunca se le trataría indignamente.
Para tal aspecto es básico tener presentes las reglas de juego bajo las cuales se reunirá su familia, tener en cuenta la potencia que cada individuo posee, prender el motor de su hijo implica considerar su necesidad de ser dignificado, todo niño quiere crecer, ser capaz y disfrutar de la potencia que conquista cada día con su desarrollo.
Cuando los niños son pequeños tienen una posición de dependencia total de los padres, a esa edad los padres dan respuestas, son dueños de la información y la experiencia. Sin embargo a medida que crecen empiezan a conquistar su cuerpo, su espacio y acumular conocimientos y experiencia prueban sus nuevas habilidades y conocimientos experimentando en su entorno social más inmediato: su casa.
Es esta la principal razón por la que padres e hijos se envuelven en luchas de poder. El madre/ padre siempre sabe cuando hace frio, cuando lo va a dejar la ruta, que comida es la mejor… y eso en parte es cierto, sin embargo si nuestros hijos están conquistando y ensayando destrezas en su contexto más inmediato van a entrar en luchas de poder por demostrar sus nuevos aprendizajes.
Por lo tanto tener un mapa claro, partir de respetar el proceso de crecimiento de sus hijos, y estimularlo para crecer va a permitir que disminuya la confrontación entre padres e hijos, no lo vea como el enemigo cada vez que quiere probar sus nuevas habilidades o tenga que empujar la cascara del huevo que no le permite volar.