jueves, 14 de enero de 2010

EL SENTIDO COMÚN DE LOS ABUELOS: CONSTRUCCION DEL JUICIO MORAL EN LOS NINOS


Del mismo modo que los niños aprenden a Caminar, Hablar, Sumar y Leer; aprenden a Respetar, Escuchar y Amar.

Cuando hablamos de mediación afectiva de los niños nos referimos a prestar nuestras habilidades sociales, hacernos preguntas en voz alta que ayuden y expongan a los niños como organizamos la realidad afectiva psíquica del mundo que nos rodea.
La mayoría de las veces en la que los niños entran en conflicto con sus hermanos o compañeros de clase nos muestra que las normas o los principios éticos que para nosotros son tan claros pasan por un incipiente proceso de apropiación para ellos, es la oportunidad perfecta para construir con ellos universos posibles de respeto, solidaridad, compañerismo, tolerancia, es el momento de unificar y contrastar los valores, la información que han recogido en los videojuegos o televisión para llevarlos desde el caos de información a la construcción de criterio a través de las reflexiones de las practicas de vida.

El proceso de maduración a nivel de construcción de juicio moral va llevando al niño desde la exoregulación, pasando por la heteroregulacion a la autoregulación. Dicho en otros términos los niños nacen literalmente dependientes de sus padres necesitan del adulto para comer, cambiar de posición física y no sentirse solos. Desde la conquista del movimiento: manos, pies, sentarse, gatear y marcha progresa paso a paso a la independencia, con su máxima expresión en la adolescencia y su consolidación en la vida adulta.

La importancia del contexto en la construcción de juicio moral se basa esencialmente en el proceso de desarrollo de los niños y la consolidación por ensayo y error de los principios y valores que rigen sus comportamientos. Del orden de los planteamientos de Vygostsky el pensamiento es la construcción y consolidación de acciones y emociones, todas las situaciones que vivimos con nuestros hijos socialmente en la cotidianidad con el tiempo se incorporan volviéndose aspectos de a su personalidad, lo que demanda un proceso de apropiación y desarrollo, íntimamente coloca el acento en sus debilidades en tanto potencia y posibilidad de apropiación de nuevas formas de actuación y colectivamente en el proceso de construcción y crecimiento, más que en el resultado de comportamientos determinados y acabados. Abriendo el abanico de posibilidades de ser en construcción, más allá de los padres, hermanos abuelos.

QÚE Y PARA QUE CORREGIR? .......


Las emociones negativas han sido excluidas del entorno social, sin embargo son muy útiles para lograr impactar el juicio moral y el comportamiento. La vergüenza y la tristeza de la perdida, necesarias para la reparación social, serian las invitadas principales a las reflexiones colectivas, desde la evidencia de las consecuencias del daño en el otro, a sí mismo, o al medio circundante.
Cuando los niños descubren que las cosas se dañan pero se pueden arreglar contribuye al sano desarrollo, el sano manejo de la frustración y el valor del esfuerzo. Les ayuda a entender que pueden equivocarse pero también pueden reparar, corregir sus errores y les ubica en la dimensión del proceso de crecimiento constante.
Una vez clara la idea de para que se corrige a un hijo, es esencial responderse a la pregunta de ¿qué corregir?...
Con su permiso volveré a la analogía del pastel, las madres sabemos de tortas y de errores en la cocina que pueden terminar siendo descubrimientos sabrosos.
En la crianza es necesario, como en la cocina definir el sabor de la torta con el fin de identificar los ingredientes. Así si nos basamos en los ingredientes identificados por la OMS, Organización Mundial de la Salud, es mejor generar hábitos saludables que hacer uso de los organismos de salud. Por tanto desarrollar hábitos saludables de alimentación, deporte, buen trato, estudio, lectura, se da la estructura necesaria para la formación sana e integral de nuestros hijos preparándolos para ser adultos plenos, felices con el potencial para construir comunidades, familias y naciones sólidas espiritual, afectiva, social, económica y políticamente hablando, con una estructura desarrollada no es necesario corregir pues se ha dado un marco claro y consistente que brinda la seguridad y confianza que nuestros hijos necesitan para lograr asimilar, crecer y madurar en un entorno preparado para su crecimiento y desarrollo.