Historia:
Educar hijos en casa permite evitar la
influencia de otras ideas y culturas familiares, sin embargo también están los
medios de comunicación que llegan a su casa sin invitación, conversan con sus
hijos permeando el modelo de crianza que ha querido implantar.
La infancia
y la adolescencia son dos etapas en las que los niños se muestran muy
vulnerables ante la influencia de los ídolos musicales o del deporte [1]
, “los populares“, maestros/as o familiares especiales y las consecuencia de su
influencia se evidenican en el fenómeno de la imitación de sus figuras ideales;
toman prestada su forma de vestir, hablar, sus gestos.
Es normal, sin embargo conviene establecer
límites para evitar la obsesión excesiva que pueda ocasionar la confunsión del
si mismo con el del ídolo y favorecer el desarrollo de la autonomía y el
sentido común más allá de la moda o la fama.
Relación con el desarrollo:
Para explicar la formación de
ídolos en la infancia es necesario reconstruir el proceso de maduración
psiquica en un ser humano, ampliamente documentado por los fundadores de la
psicología profunda, popularmente conocido como el COMPLEJO DE EDIPO.
El complejo de Edipo hace
referencia al descubrimiento de la diferencia de los genitales entre el padre y la madre que lleva al nino a una
seria de investigaciones y elaboración de teorías por medio de las cuales se
explica esa diferencia.
Durante ese proceso, desde la
perspectiva de Lacan, tanto el nino como la nina renuncian a su primer objeto de
amor: LA MADRE y van en busca del padre, el varón renuncia a la madre para
identificarse con el padre y su vida adulta encontrar una mujer como su madre
para él.
En la nina este proceso pasa
por una decepción que puede llevar a tres vías posibles y finamente se
identifica con el carácter femenino lo que le lleva a encontrar un hombre para
ella.
De este porceso quedan dos
sustratos: el yo ideal y el ideal del yo. Para este fin hablaremos del ideal
del yo que, según Freud surge de la idealización del yo y las identificaciones
con los padres, sus substitutos y los ideales
colectivos y que es un modelo al que el sujeto intenta ajustarse.
Lo que explica la fascinación
amorosa, dependencia y sumisión al
líder, casos todos en los que una persona ajena es colocada por el sujeto en el
lugar de su ideal del yo.
A su vez la idealización también tiene
un papel defensivo siendo en esencia una defensa contra los instintos
destructores. Ya que el ideal parte de un asesinato inconsiente, su solución
lleva a reprimir la agresividad original producto de la rivalidad con el padre.
La misma cantidad de energia invertida
en ese sentimiento se transforma en lo contrario: amor, de allí que protégé de
las emociones reprimidas socialmente. El ídolo impone pautas de
comportamientos, modos de hablar, de decir, maneras de vestir casi llega a convertir ese especial
vínculo en un ritual.[2]
Manejo efectivo:
En la crianza y educación de
los hijos conocer de este tema permite entender la responsabilidad que se tiene
en la educación de los hijos.
Un dicho popular “los
hijos son los mayors jueces de los padres“ implica la difícil verda que los
hijos se identifican con aspectos de los que nos sentimos orgullosos y otros
aspetos que no nos gustan tanto de nosotros mismos.
Mónica
Ceballos Recio
Tp. Registro
No. 12086
Psicóloga
Psicoterapeuta, Maestra en Salud Mental y Clínica Social Universidad a
Distancia de León España
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